La flor que crece en el jardín tiene olor de madreselva, el azul cristalino de un día frío, y la fragilidad de una mariposa. Crece erguida y resplandeciente en medio del verdor. Es una llamada.
— Miradme — dice — soy hermosa, mañana apenas quedará nada de lo que luzco hoy. Por eso, no desaprovechéis este momento fugaz como el sonido del trueno o el romper de una ola.
1 comentario:
Si has escrito, la flor se hace inmortal.
Besos
D.
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