martes, marzo 14, 2006

Diálogos a la luz de la luna III

Él dijo:
.- ¿Por qué lloras? ¿qué te hace ser tan desdichada?

Ella dijo:
.- Cuando tu no estas a mi lado, la soledad es extensa como un páramo, y el silencio tiene ecos de silencio.

Él dijo:
.- No sufras siempre estaré a tu lado. Sólo pienso en ti, vivo pendiente de encotrarte detrás de cada esquina.

Permanecieron quietos, abrazados. La noche era tibia y brillaba la luna llena.

A veces no hacen falta palabras para hablarse.

5 comentarios:

Qymera dijo...

Hay un silencio triste, el de la ausencia y hay uno que nos llena, el de la complicidad asentida. Si en alguna ocasión necesita del segundo pidame no más y yo le acompaño en silencio mientras miramos la Luna llena o un radiante Sol.

Rodolfo N dijo...

Y a veces no hacen falta tiempos o espacios para encontrase.
Besos

Lila Magritte dijo...

Nunca había pensado en que pudiera ser posible que el silencio tenga ecos de silencio.

Imagino una cascada de silencio envolviéndolo todo a su paso como un huracán, que destruye sin dejar huellas visibles.

¡Y pensar que me gusta tanto el silencio!

Abrazos.

Pablo Rodríguez Burón dijo...

muy cierta la última afirmación
:-) un abrazo

Trini Reina dijo...

Es cierto. A veces las palabras sobran en el amor. Una caricia, un beso, un gesto, dicen más que mil palabras pues, las caricias quedan grabadas en la piel. Los besos, en los labios. Los gestos, en la retina y las palabras...las palabras se las lleva el viento.

Un abrazo
Trini