martes, marzo 07, 2006

Dialogos a la luz de la luna II


El dijo:
.- No me dejes nunca, nunca, te quiero siempre a mi lado.
Ella dijo:
.- Ni queriendo podría.
Se amaron con inmensa ternura, arrancando murmullos como manantiales que brotan de la tierra. Olía a alfalfa y a cebada.
El dijo:
.- Ámame siempre, siempre, como yo te amo.
Ella dijo:
.- Te amo por encima de mi voluntad ¿cómo podría dejar de hacerlo?
Se amaron una vez y otra y otra, hasta bien entrado el día y entonces se durmieron.

4 comentarios:

mentecato dijo...

Como un mandato secreto hollamos senderos, mares, huesos calcinados, brumas, ojos, calles, señales azules, cumbres, puertas, anillos que migran, campanas que nos inundan con peces, bocas susurrantes de alelíes...

¿Todo para qué?

Algo simple: la sempiterna búsqueda del otro, del amado...

Un abrazo.

Qymera dijo...

fortunata, sus poemas hacen que uno quiera sentirse enamorado. Dichoso aquel que encuentra el medio justo para la realización del amor como manifestación completa del ser, el alma y el cuerpo. He colgado algunas palabritas en mi blogsito, así que puede darse la vuelta cuando guste.

Fortunata dijo...

Mentecato no se porque no puedo poner comentarios en su blog.......lo siento.....sus textos me incitan a respuestas....¿ a que se debe?

Fortunata dijo...

Armando ya fui a verle