martes, octubre 02, 2018

Ocaso


No te lo tomes a mal. Me gustaría poder explicarte que para pensar, necesito estar sola. Por eso me he venido a Cádiz.
Como el pintor que se aleja de su cuadro para poder ver los errores, necesito distanciarme. Me alejo lo justo para poder mirarnos desde otra perspectiva y valorar lo que no está funcionando en nuestra relación.
Nariz con nariz, boca con boca, nos mirábamos estrábicos ardiendo de deseo. ¿Y luego?
Aquí, yo, en la distancia, descansando en este parque de columnas salomónicas talladas en los setos, con el rumor del agua y a lo lejos el redoble procesional de los tambores, ruego “Dios nos salve, María”.
Me desvío. me cuesta poner en orden las ideas.
¿Cuándo se filtró el silencio como un aire emponzoñado en  nuestro dormitorio? Qué acres empezaron a sabernos los besos. Miel y canela era tu lengua en mi boca. A alcachofa, me sabe ahora, amarga y áspera. 
¿Cuándo se sazonó nuestra cena de adjetivos vulgares? 
¿Cuándo nuestros fines de semana se convirtieron en una lucha encarnizada entre el yo quiero y el yo necesito?
De todos modos, el cuándo ya no es lo importante. Lo importante somos; Tú Juan y yo Carmela, un matrimonio que se hunde. Me estaba ahogando, sí, vivía sin aire y sin espacio. Y tu braceabas para mantenerte a flote.
No, mi amor, así no podemos seguir viviendo. No concibo mi vida sin ti. Pero es necesario sacudir las sabanas, mullir el colchón, airear la habitación.
¿Cómo se zurcen pechos rasgados por la incertidumbre? 
¿Cómo se remiendan miembros agujereados por el desprestigio? 
¿Cómo se hilvanan mentes de ideas tan dispares? 
Yo, que he cosido desde niña, desconozco la puntada correcta.
¿Qué bálsamo cura los sentimientos? 
¿Qué ungüento cicatriza los malos entendidos? 
¿Qué elixir tonifica la rabia? 
Tú, que siempre has despachado remedios de farmacia, ignoras la formula magistral para curarnos.
El sol se esconde en La Caleta, el mar y el cielo se tiñen de rosas y  de malvas.
En esta paz del ocaso las Hespérides me hablan:
“Ha desaparecido el fulgor que cegaba vuestras mentes y  enardecía   vuestros cuerpos, antes de que la oscuridad os cubra quedan los tonos pastel para endulzar vuestros días futuros.  Ahora, lo adecuado no es “te quiero” es “Te acepto”.
Mi Juanito del alma, te acepto como eres. ¿Y tú, a mí, me aceptas?
Corro a tomar el próximo tren que salga.  Muriendo de impaciencia por oírte decir:
Carmelita mía, te acepto como eres.
Y ahora, sí, hasta que la muerte nos separe.

Cádiz 24 de septiembre de 2018

Imagen: Puesta de sol en Cadiz





miércoles, junio 06, 2018

Un fraile se ha perdido




—Laura, ¿se han ido?
—Sí, Mario.
—Vamos. No hagas ruido.
—Está muy oscuro y parece que va a llover.
—¡Calla! Si tienes miedo vuelve a casa, todavía estás a tiempo.
—¿Miedo yo? No. Es solo…
—Parece que han tirado hacia la derecha.
Mario va delante, camina despacio pero firme. Detrás le sigue Laura, tan delgadita, su figura se funde con la sombra de su hermano. Cuando pasa un coche se pegan al muro, después aceleran el paso esperando que el ruido del motor apague sus pisadas.
—!Mira! allí les veo, pero no están solos.
—Tía Manolita y tío Fernando.
—¿De dónde habrán salido? Se ríen.
Tío Fer se vuelve para unirse a su padre.
—¡Cuidado! Parece que miran para aquí.
Una lluvia fina y pausada empieza a caer.
—Vamos rápido, Manoli, que he ido a la peluquería y no me quiero mojar — Oyen gritar a su madre. Los hombres las siguen sin demasiada urgencia.
Mario va leyendo los nombres de las calles. Narváez, Ibiza, Menorca. Sus padres han entrado en un restaurante de comida asturiana El Hórreo. Los niños se  refugian en un soportal de la acera de enfrente.
—Tengo hambre —dice Laura— me comería un cachopo relleno de jamón y queso.
—Con setas y cebolla.
—Y un buen plato de patatas fritas.
—Y de postre arroz con leche.
—Yo tocinillo de cielo.
—¿Entramos?
—¡Estás loca! nos castigarían un mes seguido. Olvida la comida.
La lluvia ha dejado paso a un aire frío del norte, las chaquetas húmedas les destemplan más que les calientan.
—¿Qué estarán haciendo? — pregunta Laura.
—No sé.
—Tardan mucho.
—Le habrán encontrado, seguro que se estaba comiendo un buen plato de fabada y un buen vaso de sidra harto de la sopa de berza y el trozo de pan que le darán en el convento.
—¿Eso comen? Entonces pobrecito que coma también sardinas y queso de Cabrales. Pero si va vestido de paisano, ¿cómo van a reconocerle?
—Le habrán visto antes.
—O será el primo ese de tía Manolita que dejó a la novia, la carrera y el equipo de fútbol.
—No, que ese era misionero.
—Pues ese del OPUS que quería convencer a padre.
—Lo mezclas todo, ese está casado y tiene doce hijos. Los frailes llevan una sotana marrón de lana áspera con capucha y una soga a la cintura con la que pegan a los niños que se portan mal.
—Entonces ¿nos pegarán?
—Sólo si nos descubren.
—Tengo frío, me quiero ir a casa.
—Lo que tienes es miedo —Mario le pasa un brazo por los hombros y la atrae hacia si en un ademán de protección —Esperemos un poco más y si no salen nos vamos.
La lluvia ha vuelto con furia, no hay nadie en la calle. Laura tirita. Por fin, les ven salir del restaurante, van sólo los cuatros. Un taxi ha parado en la puerta, se suben deprisa y se alejan.
—Parece que aquí no le han encontrado. Corramos que como estén antes que nosotros la hemos liado —dice Mario tirando de Laura.
Sus padres aún no han llegado. Se quitan las prendas mojadas y las esconden en el cesto de la ropa sucia. Se acuestan y enseguida se quedan dormidos. Por la mañana Laura tiene fiebre, se queda en casa con la criada.
—Paca —dice —¿Dónde está Mario?
—Hace más de dos horas que se fue al colegio.
—¿Y mis padres?
—Trabajando.
—¿Sabes si encontraron ayer al fraile?
—¿A qué fraile niña?
—Al que se había perdido.
—Se habrá escapado para que el Abad no le pegara. Abrígate bien que voy a ventilar la habitación.
—¿El Abad pega a los frailes?
—A veces, cuando se portan mal.
—¿Y ese qué había hecho?
—Se habrá enamorado de la panadera.
—¿Y eso es malo?
—Para los frailes sí.
—¿Y meterse en un restaurante asturiano a comer pote y bollos preñados o chorizos a la sidra? ¿Les pegan por eso?
—No, eso lo hacen continuamente cuando les invitan a las casas. Nadie les pega.
—Entonces ¿por qué se perdió?
—¿Quién se perdió?
—El fraile.
—El fraile se marcharía con sus propias patitas. Deja que te estire las sabanas, mira como tienes la cama.
—¿Y los otros?
—¿Los otros?
—Sí, los que se pierden por las noches y van mis padres y los tíos a buscarlos.
—¿De dónde has sacado tú eso?
—Mamá siempre lo dice cuando sale con papá. “Vamos  a buscar un fraile que se ha perdido uno”
—¡Ay niñina! Esos son cuentos para que no hagas preguntas, que tú haces demasiadas.
—Entonces es mentira.
—Piadosa.
— Pero mentira.
A Laura una arcada  se le vino a la boca, sabía a queso rancio, a morcilla, a repollo, a grasa de tocino. Murmuró “Lo juro, no volveré a comer empanada, ni fabes con almejas, ninguna de esas cosas. Que yo no quiero ser una mentirosa.

Imagen: San Francisco por Zurbarán


lunes, febrero 13, 2017

Pequeña fábula



— Hola —dijo el ratón a la mariposa.
Uno andaba por la tierra, el otro por el aire.
— ¿Qué cualidad tiene la tierra que no tenga el aire? —preguntó ella.
— La firmeza —respondió el ratón. -¿Y el aire?
— La expansión.
— Entonces ambos hacen una buena combinación. El fuego donde todo se quema y se transforma también es necesario —opinó el árbol que también andaba cerca.
— Y el agua que todo lo disuelve y deja que fluya en la corriente —añadió el pez.
El hombre que estaba sentado debajo del árbol, viendo correr el agua del arroyo, mirando como el ratón corría entre la hierba y la mariposa volaba de flor en flor, dijo: 
— El Éter  es el elemento que los contiene a todos, es sutil y firme, tan inmaterial que apenas se percibe, sólo con una atención fina y sostenida se llega a experimentar. Por eso, contemplad el mundo que os rodea y dejar que los sentidos reposen en todos los elementos hasta experimentarlos en toda su grandeza.
El pájaro que estaba en la rama gorgojeó en señal de aprobación.


Imagen: Kano Eitoku "Pájaros y flores"

domingo, febrero 05, 2017

La gallina ciega


Hoy propusiste que jugáramos a la gallina ciega, tapaste mis ojos con el pañuelo que tu madre te pone los días de fiesta y me distes un ramo de amapolas. 
— Quédate quieta, cuenta hasta veinte y si adivinas donde me he escondido me casaré contigo — dijiste.
Pero yo no quería casarme, ni contigo ni con nadie, no quería dar un golpe en la nuca a los conejos para hacerte el guiso del domingo, no quería degollar a las gallinas y verlas pasear por el jardín llenando mis pies de sangre. No, no quería barrer el patio por las tardes, lavar la ropa en el pilón o en invierno hacer matanza. Conté hasta veinte, despacio, mientras estrujaba las flores con mis manos, uno, dos, … al  llegar a el dieciocho me arranqué el pañuelo, me fui lejos, muy lejos,  donde tú no me encontrarás.

(Para los viernes creativos de Ana Vidal)



viernes, enero 06, 2017

Elegía a Javier



En carroza de oro,
Perfumada de incienso,
Con un manto de mirra,
Los reyes se han llevado
A mi hermano mayor.

A su paso han dejado;
Una estrella en el cielo,
Un dolor en el pecho,
Un silencio de duelo
Y en el corazón un beso. 

miércoles, noviembre 30, 2016

El profesor de Yoga


El profesor de yoga es alto y fuerte, la cabeza es pequeña en comparación a su cuerpo, el color gris de la barba y el cabello enmarcan sus ojos azules y su sonrisa ancha. Hoy vino vestido con una camiseta de rayas blancas y azules, en el pecho, encima del corazón, un bolsillo rojo. 
Al mirarle pensé  en los gondoleros de Venecia. 
Mientras saludaba al sol, tenía la impresión de estar surcando mares, visitando ciudades portuarias, nadando en aguas cristalinas. Mi cuerpo se mecía subiendo y bajando olas imaginarias, hasta descansar en una playa de arena dorada con el sonido lejano de una flauta.

Imagen: Arna Baartz

martes, noviembre 22, 2016

FLOR DE UN DIA





La flor que crece en el jardín tiene olor de madreselva, el azul cristalino de un día frío, y la fragilidad de una mariposa. Crece erguida y resplandeciente en medio del verdor. Es una llamada.

— Miradme — dice — soy hermosa, mañana apenas quedará nada de lo que luzco hoy. Por eso, no desaprovechéis este momento fugaz como el sonido del trueno o el romper de una ola. 

martes, octubre 20, 2015

Arreglo



Estaba harto, ya nada funcionaba; tenía visiones sonoras llenas de alaridos, la comida le erizaba la piel hasta dolerle el cuero cabelludo, los olores se llenaban de tormentas de granizo o desiertos de piedra. Y al hablar confundía verbos por adjetivos y decía preposiciones cuando tenía hambre.
Furioso se abrió el cráneo y se arrancó el pasado con las manos. Minucioso fue encajando las piezas en un nuevo orden que no le permitió mejorar mucho la comunicación con el entorno. Pero, al menos, pudo gozar sueños de tejidos transparentes mecidos por el aire, de música tenue y vaporosa producida por crótalos lejanos y de una calma tan plana como un lago en invierno.

martes, julio 08, 2014

La mujer del pescadero



Él madrugaba mucho, antes del amanecer ya estaba preparando la furgoneta para ir a la lonja. Los camiones viajaban por la noche trayendo el pescado de todos los puntos del país. A las cinco comenzaba la subasta,  a las ocho ya no quedaba nada.
- No vayas, quédate conmigo -le pedía al principio su esposa.
-Si no estas de los primeros solo te traes morralla a casa, de eso no se vive.
Pronto se resignó a esperarle mirándose el ombligo. Como quien espía por el ojo de una cerradura se colaba a contemplar el mar que le crecía dentro. Pequeños alevines nadaban de un lado a otro dentro de su vientre. Por la noche cuando él la penetraba corrían ávidos a alimentarse de su semen, mordisqueaban su glande produciendole espasmos de placer que le obligaban a gemir y mirarla extraviado hasta caer rendido. Ella quería preguntarle si sentía sus bocas anhelantes, si se daba cuenta de lo que estaba pasando pero, cuando le iba a hablar, él ya dormía.
Con el paso del tiempo  dentro de ella se desató una tormenta. Al crecer los peces empezaron a manifestar síntomas de canibalismo, los grandes engullían a los más pequeños y  se atacaban entre ellos hasta dejarse  mal trechos.
Estaba tan absorta con lo que le estaba pasando  que empezó a desatender las tareas domesticas. A él no pareció importarle, deseoso tan solo del placer cada vez mas intenso y cada vez mas fugaz que le producían esos mordiscos voraces de los peces.
-Hoy no, hoy no puedes  -dijo ella mostrándole su tripa hinchada y cristalina -podría romperse.
-No dices más que tonterías -dijo él enojado. Se dio la vuelta y se quedó dormido.
Antes del amanecer despertó sola y empapada.  Le vio caminar por el pasilló con un pescado  en  brazos . Oyó la puerta cuando se cerraba.

martes, mayo 13, 2014

Después

La oscuridad es casi total. ¿Ese pequeño matiz de gris menos intenso es un destello de luz que se abre paso entre las ramas intrincadas de los arboles?  Quiero creer que sí. Muevo torpemente mis músculos agarrotados. El dolor es intenso, tengo la sensación de que en cualquier momento se pueden quebrar mis tendones, como cuerdas secas ahora. Al incorporarme todo gira a mi alrededor. Algo en mí quiere volver a su estado anterior. Volver a la postración llena de vagas emociones, de sentimientos difusos. Volver al sopor de días anteriores. Regresar al letargo húmedo y viscoso debajo de una losa.
He conseguido a duras penas sentarme.
No creo que por hoy sea capaz de hacer mucho más que esto.
Cierro los ojos y respiro lentamente. creo que me estoy durmiendo.
....
¿Cuánto tiempo dormí? ¿o no dormí? ¿y si solo paso el tiempo con los ojos cerrados? ¿Cuánto tiempo? La oscuridad apenas ha variado, ni esa tenue luz en el horizonte. ¿Es el horizonte? Entonces el camino seria ascendente, esta situada por encima de mis ojos, tengo que echar un poco hacia atrás la cabeza para verla.
¿Dónde estoy? ¿Caí en un pozo? ¿Una trampa que me tendió el destino?
Me palpo la cara, recorro con las yemas de los dedos las mejillas, acaricio los labios, asciendo hacia los pómulos, rozo los ojos, llego a la frente. Pensé que encontraría un cráneo descarnado,pero no es así, la carne que lo recubre es tibia, la piel suave, carnosa la boca, y en su cavidad están casi todos los dientes. Comprobar esto me llena de alegría, un escalofrió recorre todo el cuerpo y una nueva energía me impulsa a moverme.
 Intento enderezarme, lo más que logro es ponerme a cuatro patas. pruebo a gatear hacia la luz, a lo que yo llamo luz, necesito levantar tanto la cabeza para ver la claridad  que el cuello me duele.
Me dejo caer, todos estos esfuerzos me han dejado jadeante, necesito un tiempo para recuperarme.
En mi mente también se ha abierto una ráfaga de luz, la pesadez de mis pensamientos dejan espacio a un pequeño razonamiento. Antes de actuar hay que pensar un plan. La palabra plan resuena en mi cabeza como una campana, plan, plan, plan...
Cierro los ojos y me sumerjo en esa masa algodonosa que es mi cerebro, un amasijo de palabras, un revoltijo de nombres y adjetivos, es necesario encontrar verbos, formular frases con sentido. tambien esto me resulta agotador.
....
¿Dónde estoy?
Localizarme es un primer paso. Si miro a la luz, mejor seria decir a esa pequeña claridad, la oscuridad colindante se hace mas intensa, apenas distingo algo. Me vuelvo a lo más oscuro, poco a poco puedo ver distintos matices de grises, interpreto que  donde se encuentran los negros más profundos hay oquedades.
Los ojos no me dan demasiada información. Abro bien mis fosas nasales y dejo entrar el aire. En la primera bocanada una amalgama de olores se agolpan en la garganta. Repito la operación hasta que consigo separar uno del resto. huele a hierba, en cada inspiración amplio la información, hierba que se dejó secar y ahora esta nuevamente mojada, un olor acre de putrefacción la envuelve, por debajo está el olor de la tierra húmeda y al girar la cabeza a la derecha distingo el de la piedra mojada. ¿A la izquierda?  los otros olores han cobrado tanta relevancia que me impiden distinguir los más sutiles. cierro la nariz con los dedos y respiro por la boca, un ligero sabor de grasa de cordero estimula la saliva. !Tengo hambre! Esta nueva sensación me agarra totalmente, mi cuerpo se encoge ferozmente, babeo, las mandíbulas se contraen y los dientes se aprietan. Ya no me importa donde estoy, todo mi cuerpo quiere dirigirse a ese olor que es promesa de comida. Es al intentar levantarme cuando me doy cuenta de la postración en la que me encuentro. El dolor de las articulaciones es tan fuerte que me mareo. Vuelvo atrás, a la postración, a la semiinconsciencia. a consumir toda la energía en recomponerme. cierro los ojos y respiro lentamente.
....
Me estaba equivocando antes de saber dónde estoy necesito saber ¿cómo estoy?
Derrotada ¿que batalla he perdido? ¿prisionera de quien? ¿de mi misma? ¿de mis propios errores? No voy bien por este camino de preguntas sin respuestas en las que cada vez me pierdo más, he de volver al principio a "derrotada" ¿con que otros sinónimos puedo definirme ?
derrotada, exhausta, molida, aniquilada, destruida.
Analizo hasta las últimas consecuencias estos términos: Exhausta, sin fuerzas, así realmente me siento cada vez que me intento mover, como si cada uno de mis miembros estuvieran tejidos al suelo con una red intrincada de raíces, cada movimiento produce desgarros que vibran en cada uno de mis músculos dejándome la sensación de rotura, de quiebra que llega hasta el espíritu y me desmoraliza hasta grados extremos. Si creo que de todas las posibilidades esta es la que más se acerca a mi situación. un cansancio extremo que viene de muy lejos, ni siquiera soy capaz de recordar cuando empezó, ni como consiguió instalarse de forma perenne. El cansancio tiene garras que te cogen de improviso, te atenaza de tal forma que te impide saber  nada, ni donde estas, ni quien eras. Nada, total olvido, solo la lasitud, el abotargamiento, el el estado amorfo del cerebro. Es el el monstruo que me tiene prisionera en esta celda, en esta cueva, en lo que sea, totalmente prisionera de las sensaciones, de  dolor, que produce cada vez que uno intenta salir. En mi interior brota un grito enorme !!!SALIR!!! Esa  tenue luz, ese horizonte grisáceo de posibilidades es mi única esperanza, es hacia ahí que tengo que dirigirme. Aguantar el dolor y moverme. Ahora que sé hacia donde tengo que dirigirme es cuando debo trazar un plan con etapas bien definidas.
Primera etapa movilización. pero ,antes, antes tengo que descansar. El esfuerzo de pensamiento me ha dejado aniquilada.
......
Durante estos minutos o siglos de


sábado, noviembre 09, 2013

Despedida


Mientras su padre cerraba la tapa del contenedor con los últimos vestigios de su vida. Ellos  le esperaban impacientes. Antes de acompañarles se volvió hacía él, su mirada inquisidora se le clavó en corazón hasta dejarle seco. Apenas levantó la mano mientras se alejaban. 
Poco después él tomó un avión a Singapur. Nunca más le vio pero supo que antes de morir dijo su nombre.

martes, noviembre 05, 2013

Madre - hija


Erase una vez…  No me dio tiempo a continuar. Deshacemos el camino. Vamos dejando atrás, los veranos llenos de mar,  las sesiones de cine, los concursos de televisión, los juegos de cartas, los cuentos de hadas…
Tomo su mano nudosa  y miro sus ojos cerrados, su  respiración entrecortada… Su cuerpo maltrecho me habla de los acontecimientos pasados, la república, la guerra, los años de miseria, la transición, el desencanto y ahora la crisis, que ella manifiesta con desajustes urinarios y un corazón descompasado. Que ternura me produce su vida resumida de esta forma . Beso su frente y murmuro: Fuimos felices y….

viernes, septiembre 27, 2013

Justicia


Avanzaba a grandes zancadas sobre las olas, a su paso iba dejando un mar cobrizo, sudaba sangre. El rumor de los remos le llegaba cada vez más próximo y un grito salvaje de ignorancia ¡ A por él! 
Tomó aire, hinchó los pulmones, los brazos y las piernas y se impulsó como un cometa a la atmósfera. 
No les dio tiempo de ver lo que pasaba, solo sintieron una lluvia de cabellos, de uñas y de dedos que les golpeaba helándoles el corazón y paralizándoles los músculos. Sobre ellos cayó la oscuridad más absoluta que pueda concebirse.

domingo, septiembre 22, 2013

OTOÑO



Después de tanta lectura ha llegado el momento de retomar mis propias palabras, estoy asustada, la misma sensación que tengo antes de emprender un viaje. Lo sé, solo es hasta que me siente y deje fluir sin demasiada premeditación. Tengo ganas de viajar a mis propios paisajes. Se inaugura la temporada.

miércoles, septiembre 18, 2013

El verano es para leer 14


Este libro llevaba varios meses esperando en mi mesilla a que le llegara su momento y sin duda este era el momento perfecto para leerle y dejarme atrapar por él, una vez empezado no he podido parar hasta terminarle. Es uno de esos libros para leer y releer.