viernes, mayo 23, 2008

La lluvia

Desde que usted no viene a verme la tristeza se ha instalado en mi vida. No es una tristeza de lagrimas, es una tristeza de lluvia continua y sin descanso, a veces viene acompañada de granizo y duele, otras es fuerte como si se desplomara el cielo y se derrumbara el animo, pero la mayoría de las veces es suave, hasta cálida, como estar buceando entre las nubes. Tiene cierto placer nadar la vida de esta forma, una melancolía que te convierte en lejana, una suavidad en las palabras que te hace mas dulce, un brillo tenue sobre todas las cosas y una palidez como de muerte que te vuelve intangible.

No quiero que se culpe pensando que su decisión de alejarse de mi me ha hecho un daño irreparable. No, las cosas no han cambiado en lo tangible, todo sigue igual que antes, el camión de la basura pasa a las once menos cuarto, los centros comerciales abren los domingos, yo voy al cine al teatro, o a un concierto con la misma frecuencia que lo hacia, también río cuando celebro con mis amigos una fiesta, y otros detalles, que no es necesario que le cuente, siguen pasando como siempre.

Pero la lluvia, esta lluvia incesante de su ausencia, esta haciendo mella en mi cuerpo, los músculos están entumecidos, los huesos como esponja, a mi corazón, como un engranaje oxidado, le cuesta dar su tic tac a todas horas, las manos se están haciendo perezosas a la hora de apoyarse en las teclas, el sueño huye irremediablemente de mis ojos, y la lengua acostumbrada al dulzor de sus besos ya no hay alimento que la satisfaga.

Pero usted debería saber, es necesario que le cuente, que si sigue esta lluvia persistente hay peligro de que los ríos se desborden, se rompan los tabiques que sostienen los embalses, que se aneguen en agua las ciudades y yo me ahogue.

Usted como el sol son importantes en mi vida, me seco y soy liviana, mis alas se despliegan, la luz llena de colores mi existencia, río a todas horas por las cosas pequeñas. Son tantas cosas que temo aburrirle contándole …

Dígame como son sus noches ahora que ya no viene a verme. ¿Le ilumina la luna el sendero hasta mi casa? ¿Le hablan de mí las estrellas? ¿Qué siente su piel sin las caricias de mis manos? ¿Dónde apoya la cabeza cuando está cansado? ¿ Y su corazón todavía le anda?

Píenselo ¿No sería bueno que volviera?

Imagen: "Los paraguas" Renoir.

4 comentarios:

extranjera dijo...

Cuantas cosas maravillosas en tan pocos días!!!! Me has dejado sin palabras....Voy a ver de nuevo todo ...luego escribo.- Un abrazo.-(Buen homenaje a Benedetti, no está bien de salud,pasó unos días internado, son sus problemas respiratorios y su edad, pero lucha.-)

Isabel Barceló Chico dijo...

Precioso texto y muy hermosas las últimas preguntas. Besos, querida amiga.

TORO SALVAJE dijo...

A mí me escriben algo así y estoy lloviendo el resto de mi vida.

Besos.

mentecato dijo...

Un saludo de corazón muy adentro. Algún día volveremos a tomarnos una cerveza y conversaremos a orillas del mar del tiempo...

Un abrazo.