jueves, marzo 19, 2009

ROJO

Los arrecifes de corales de un rojo tan intenso que tiñe el agua de sangre, de nuestra sangre. Me gusta recorrer tu cara a ciegas con las puntas de mis dedos, Tu boca un pozo por el que caigo a lo más hondo de tu vientre, allí también rojo, y tibio. Tus pies acariciando mis nalgas. Me duermo en el regazo de tu mano, apenas un ovillo cálido de pelo. Con tu pañuelo haces una cama en el bolsillo, allí nos acostamos. El olor de los cuerpos es tan intenso; que apaga el ruido de los coches, que atranca con cerrojos los miedos. Se eleva, como el humo hasta las nubes, la suave brisa del aliento compartido, son solo unos segundos, el tiempo necesario de repetir tu nombre tres veces, como un ensalmo, el mío lo murmuras apenas con los dientes cerrados para que no me escape de tu lado. !Vuelve! Fuera insisten el tañer de las campanas, la lluvia de granizo y el petróleo derramado sobre las aguas del Pacífico. Un despertador que nos avisa ¿Si no es ahora, cuándo? El tiempo se ha convertido en una esponja que se llena y se vacía, como tus dedos cuando estrujan mi carne o mi boca cuando te absorbe a tragos pequeños.

Si el tiempo se detuviera en el alba ....
Nosotros dormiriamos en esa línea roja que separa el cielo de la tierra, sin caernos en ese mar de corales que nos sangra.



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