martes, febrero 07, 2006

ES

Es de la montaña el pico de la cima, la miel que liban las abejas, el rumor del viento entre las hojas.

Se alimenta de lluvia, del sabor de la tierra, es el habitante de paisajes oníricos, el buscador de certezas. Se nutre de luces y de sombras de los colores que restallan.
Es para mí que golpea la tierra para que brote el agua, el que sujeta la luna para que guie mi paso.

El es el niño al que le gusta ser mecido entre los brazos, el joven que corre por los campos y en los ríos nada, el hombre de mirada penetrante que busca respuestas a las preguntas eternas, el viejo que con su paso lento va dejando estelas de recuedos.

Es la resina de los árboles, el ámbar con que adorno mi cuerpo. La canción que me acuna, el poema que me narra.

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