domingo, marzo 05, 2006

AMANECER


Me tumbo en tu regazo, son tus rayos una caricia tibia,un bálsamo.
Disipas los fantasmas de la noche,los miedos, el corazón se calma. Se apaga el fuego abrasador de mis entrañas. Tu luz aleja el dolor de su ausencia.
Me quedo dormida cuando el mundo despierta.

El rugir del océano narra en sueños la lucha de titanes que él mantiene en silencio.
Por un lado, atado con raices a la tierra, el peso del deber y la familia. Por otro ella, incrustada en su pecho, engastada como joya en su alma.
Estira sus brazos aletea en un intento vano de atravesar montañas, océanos y valles. El peso de si mismo es una losa, las palabras se abortan antes de llegar a la garganta. Cuántos días y noches de braceo incesante, de suspiros ahogados poblando la distancia.
Las noches, aunque cortas en verano, duran más de mil inviernos. Los días bochornosos cubren su cuerpo con una sustancia pegajosa con enjambres de insectos.
Una lucha febril por acercarse a ella, buscando una salida, un resquicio, una grieta. Un mundo de fantasmas y de miedos les está separando.
Se debate entre dos mundos, desgarrandose en partes. Razón, corazón, deseo luchan encarnizadamente. Su cuerpo como campo de batalla ha quedado agotado, maltrecho.
De su garganta sale un grito agónico que pide. "!por favor" no me dejes"
Ella entre sueños suspira. "Te quiero".
Dos cuerpos, dos corazones, dos almas que se buscan en la inmensidad del cielo.

2 comentarios:

Rodolfo N dijo...

Que hermoso escrito y que hermosa imágen...

Fortunata dijo...

Rodolfo gracias por tus comentarios.