miércoles, marzo 30, 2011

El viejo cuentista


El viejo cuentista de Mendoza dice que se llama Carlos. Anda paseando por la Plaza de la Independencia con sus pantalones grises manchados, su camisa azul realmente sucia, las uñas llenas de mugre y una carpeta grasienta y arrugada.
El viejo cuentista va buscando victimas, mujeres que se sientan solas a leer en un banco bajo la sombra fresca de un árbol.
¿Es usted escritora? Si se le dice que sí, empieza a hablar, si le dice que no, en nada cambia. Comienza a perorar de Cervantes y el Quijote, de García Márquez o Lorca, recita un poema de Machado o de Neruda. ¿Puedo? Se sienta al lado de la victima y abre su carpeta, extrae unos libritos escritos a máquina Olivetti en los que la tinta y el polvo de los años han hecho una patina sobre las páginas, los textos son una recopilación de frases hechas, pensamientos superficiales y manidos. En la contraportada un hombre apuesto de unos 40 años. Yo de joven. Tras una breve reseña de su vida una lista de novelas aparentemente publicadas, libros de poesía y un curriculum de colaboraciones en diarios y revistas. Lo deje, son todos unos vendidos, dicen lo que les pide el jefe, no se arriesgan yo no puedo hacer eso tengo que contar la verdad, a mi nadie me apresa, soy un espíritu libre, no me vendo a nadie. Se acerca más a la mujer. ¿Y usted, qué escribe? ¿Cuál es su autor favorito? Cortazar !Un genio! Le voy a hacer un regalo. De su bolsillo saca un fajo de marca libros por un lado fotos de paisajes impresos en papel grueso, por el otro una frase tópica firmada Carlos López. Mis pensamientos más profundos. Elija uno, se lo regalo. Los regalos no se desprecian. Toma uno “No podemos ir a ningún lado sin correr el riesgo de encontrarnos con nosotros mismos” Le coloca entre las páginas del libro. ¿Qué opina? Ella saca cinco pesos que el guarda en el bolsillo. Le ha gustado, veo que le ha gustado. No la molesto más ¿Puedo besarla? Ella pone una mejilla con un gesto de repugnancia mal disimulado. Ha sido un placer hablar con usted, un espíritu refinado, Pero, siga, siga leyendo. Se aleja pero a la media hora se le ve acercarse a una joven que lee un libro en la plaza España, o en la de Italia o en la de Chile.

Imagen: Pza España en Mendoza (Argentina)

2 comentarios:

S. M. L. dijo...

Son personajes que se ven también acá. Si ella no le da lops cinco pesos, él se los habría pedido.
Un abrazo
D.

Rodolfo N dijo...

Todo un personaje..Colorido y profundo en sus misterios...
Me encantó el relato.

Besos