Ingredientes:
Una losa de mármol blanco
Un cuchillo afilado
A ser posible largo
Si no uno dentado
Un cuenco de aluminio hondo
Para cuajar la sangre
Una doncella
Aunque sea añosa
Muchas velas
Algo de incienso
Una cesta de rosas
Unas cuantas plañideras
El oficiante
No importa que sea zafio y torpe
Los músicos
Indispensable que toquen la milonga
La luna llena
Una noche calurosa
Que llueva
En el momento preciso de la escena
La ceremonia
El cuerpo desnudo y güero de la hembra
Apenas cubierto de un lienzo carmesí
Los cirios encendidos alrededor del ara
A la derecha las plañideras gritan
Arañándose la cara
A la izquierda cinco músicos viejos
Las cuerdas, el bandoneón, el piano
Y la voz gastada del que canta
Entra el oficiante vestido de negro
No puede disimular su tripa hinchada
Ni su verga flácida
Despacio acaricia el cuerpo
Ascendiendo por las piernas
Tienta el vientre con las yemas
Buscando el lugar preciso
Para clavar la daga
La luna derrama una luz lechosa
Sobre la cara asustada
En el cuenco suenan sus lagrimas
El cuchillo tembloroso se alza
Los gritos aumentan de volumen
!Líbranos Señor de los pecados!
!De las noches lujuriosas!
!De las palabras lascivas!
!Señor! !Señor! ! Líbranos Señor!
Tiembla la mano
Tiembla todo el cuerpo
Abre la boca sin decir palabra
Hunde el acero
Mana la sangre que gotea
Sobre las flores muertas
Los acordes se elevan
Sobre la voz que canta
Por el sendero abajo
Van galopando
Un jinete sin yegua
Una yegua sin amo
Ahora llueve
3 comentarios:
¿A quién sacrificas en este día de lluvia de verano?
La ceremonia del sacrificio del cuerpo se enfrenta a aquella otra de la palabra y es precisamente la última quien dirime el derecho de ser del cuerpo como texto. Un interesante viaje por el imaginario nos propones hoy. Un abrazo
Uuff.. Espero que no te veas a tí en ese sacrificio..
Besitos
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